¿Estas lastimando a Jesús?

Tema de la Semana: Anclado en Su Gracia Soberana


Estás tan ocupado tratando de arreglar todo que estás perdiendo lo que ya tienes frente a tus ojos.


Hombres, decimos que queremos liderar nuestros hogares para Dios, pero la mayoría estamos viviendo distraídos, ansiosos y pasivos. En el devocional de hoy, vamos a enfrentar eso de frente y hablar del tipo de mentalidad y presencia que un esposo y padre cristiano necesita para liderar su hogar con claridad, valentía y paz. Es hora de dejar de herir a Jesús pensando demasiado, complicando lo sencillo y pasando por alto lo que realmente importa: tu familia y Su Reino, aquí y ahora.



La Palabra de Dios para Hoy
Juan 14:1 (RVR1960), “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.”


Hoy te hablo directo, de hombre a hombre.

Puede que seas un hombre que quiere liderar bien su hogar. Dices que amas a Dios. Quieres ser ese padre en quien tus hijos pueden confiar. Ese esposo que camina con Jesús y marca el ritmo en su casa. Pero estás cansado. Estás ansioso. Estás cargando pensamientos que nunca debiste cargar. Y entre tanto ruido mental, has perdido de vista la verdad que tienes justo delante.

Jesús está aquí. Ahora mismo. En tu casa. En los ojos de tu esposa. En la risa de tus hijos. En ese silencio al final del día cuando te sientas solo y sientes el peso de todo.

Mi esposa me lo dice a menudo: “Piensas demasiado”. Y tiene razón. Analizo todo. Trato de encontrar significado en cosas que no lo tienen. ¿Y lo peor? Que normalmente me doy cuenta después de haber desperdiciado tiempo y energía. Me pierdo el momento. Me pierdo lo que Dios ya me dio.

¿Te suena familiar?

Decimos que queremos seguir a Jesús, liderar nuestras familias, honrar a Dios. Pero siempre estamos buscando lo que viene. Planeando para mañana. Preocupados por cosas que no podemos controlar. Creemos que estamos siendo sabios o responsables. Pero muchas veces, lo que estamos siendo es incrédulos.

Escucha esto. Dios no guía “para después”. Él guía ahora. No te está pidiendo tu próximo gran plan o una estrategia a largo plazo. Está pidiendo tu corazón, ahora mismo. Te está pidiendo que veas a tus hijos, ahora. Que ames a tu esposa, hoy. Que notes las bendiciones que ya están en tu casa.

No necesitas más. Necesitas menos. Necesitas calmar tu mente y anclar tu corazón.

Trato de vivir con menos—lo que algunos llaman una vida minimalista—porque me obliga a enfocarme en lo que más importa. Pero incluso eso puede volverse una trampa mental si no tengo cuidado. Puedo empezar a perseguir la “simplicidad” y perder la verdad simple: mi futuro depende de lo que haga con el presente.

¿Y qué es lo más importante en mi vida? El Reino de Dios en mi hogar.

No en algún plan lejano. No en un edificio o programa de iglesia. El Reino de Dios está en mi sala. Alrededor de la mesa. En la manera en que miro a los ojos a mi esposa. En el tono que uso con mis hijos. Jesús dijo que el Reino no está en otro lugar. Está aquí. Está en nosotros. Está en nuestros hogares.

¿Quieres una imagen real del Reino? Abre tu Biblia en Mateo 5:1–10. Las Bienaventuranzas. Jesús lo explica con toda claridad: la vida bendecida no tiene que ver con lo que posees o cuán fuerte luces. Tiene que ver con tener hambre de justicia. Con misericordia. Pureza. Ser pacificador. Ser pobre en espíritu y depender totalmente de Dios.

Tu estatus no te califica para el Reino. Tu ingreso no te acerca más. Tu título no importa.

¿Sabes qué sí importa? Tu obediencia. Tu presencia. Tu corazón delante de Dios.

Jesús nos llama a todos a esta vida. No hay fronteras, no hay listas de requisitos, no hay currículum espiritual. Y aun así lo complicamos. Olvidamos. Nos interponemos a nosotros mismos. Como hombres, pensamos demasiado en lo que Dios ya hizo simple.

Y mientras pensamos, analizamos y nos estresamos, estamos perdiendo justo lo que Jesús nos está pidiendo que veamos. Estamos perdiendo el momento. Estamos hiriendo a Jesús al preocuparnos en vez de confiar. Al desbordarnos en vez de pastorear.

Cuando estás atrapado en tu mente, no puedes liderar desde tu corazón. Y cuando no lideras desde tu corazón, tu familia lo siente. Tu esposa nota la distancia. Tus hijos notan tu tensión. Y la paz del Reino—esa presencia profunda y firme de Cristo—queda enterrada bajo el ruido de tus propios pensamientos.

Así que aquí tienes tu reto. Y no es complicado.

Tómate dos minutos. Abre Mateo 5. Lee del versículo 1 al 10. Despacio. En voz alta si es necesario. Luego mira a tu esposa. Mira a tus hijos. No lo sobrepienses. No lo analices. Solo míralos. Estás ahí. Quédate. Presente.

Ese es el Reino. Eso es pastorear. Eso es liderar.

La pregunta no es si tienes lo que se necesita. Jesús ya te dio todo lo que necesitas para ser el hombre que Él te llamó a ser.

La verdadera pregunta es esta:

¿Estás hiriendo a Jesús al negarte a ver lo que Él ya puso en tus manos?

Él no te pide perfección. Ni siquiera te pide que te sientas listo. Solo te pide que estés presente. Que vivas este momento. Que lideres desde donde estás. Que le creas cuando Él dice: “No se turbe vuestro corazón”.

Esta es tu familia. Este es tu llamado. Este es tu momento.

No lo desperdicies.


En este tema de la semana, “Anclado en Su Gracia Soberana”,
El Valor de Pastoreo en Acción de hoy es:
“Lidera en el presente.”
El Reino de Dios ya está en tu hogar. Entra en Él hoy con fe, valentía y presencia.

 


Reflexiona / Aplica / Comparte

  1. Reflexiona – ¿Qué pensamientos ansiosos o distracciones te impiden ver plenamente a tu esposa e hijos hoy?
  2. Aplica – ¿Cómo harás espacio hoy para liderar desde la presencia y no desde la presión? Sé específico.
  3. Comparte – ¿Qué hombre conoces que necesita escuchar esto? ¿Cómo puedes retarlo a liderar desde el aquí y el ahora?

Referencias Bíblicas (RVR1960)

  • Juan 14:1 — “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.”
  • Mateo 5:1–10 —
    “Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.
    Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
    Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
    Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
    Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
    Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
    Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
    Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
    Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
    Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
    Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.”

Oración Personal

Señor, ayúdame a dejar de correr tras lo que viene y comenzar a liderar donde ya estoy.
Abre mis ojos al Reino que ya está en mi hogar.


Mi Camino Personal y Llamado a Conectar
Estas reflexiones diarias nacen de mi tiempo en la Palabra de Dios. Te invito a unirte a mí y a otros Hombres del Buen Pastor en la construcción de hogares centrados en Cristo—liderando, discipulando y sirviendo como Jesús.
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Nota: Este contenido ha sido traducido y doblado utilizando herramientas de inteligencia artificial. Aunque hemos hecho nuestro mejor esfuerzo para asegurar la precisión, pueden existir errores menores en la traducción. Gracias por su comprensión.

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Devocional Semana: 25W18


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