¿No sientes nada? ¡Dirige de todas formas!

Cada hombre quiere liderar cuando se siente fuerte. Pero, ¿qué pasa en los días en que no siente nada?


Los hombres cristianos están cayendo dormidos con los ojos abiertos. Estamos liderando en piloto automático, esperando una sensación, un momento, una señal. Mientras tanto, nuestras esposas e hijos están mirando. Están mirando para ver si realmente creemos lo que decimos creer.


“Predica la palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar.” 2 Timoteo 4:2 (NVI)


Hay días, hermano, en que el Espíritu se siente tan presente que podrías atravesar una pared. Te despiertas listo para servir, con ganas de amar, y con valentía para liderar. Pero luego vienen los otros días, los días del esfuerzo constante. Aquellos en los que todo se siente plano. Tu cuerpo está cansado, tus oraciones se sienten vacías, y lo último que quieres es liderar algo.

Pero la hombría, la hombría bíblica, no se construye en los buenos días. Se construye en la obediencia. Se construye en lo cotidiano.

Pablo le dijo a Timoteo que estuviera listo a tiempo y fuera de tiempo. Eso significa cuando estás encendido y cuando estás seco. Significa cuando los niños se ríen y cuando la casa está fría. Cuando tu esposa te mira con respeto, y cuando no lo hace. Significa presentarte como un hombre de Dios incluso cuando no tienes ganas.

El pastor no espera cielos despejados. No revisa el clima antes de decidir proteger a sus ovejas. Se mueve. Actúa. Porque su llamado es más grande que su comodidad.

Como esposos y padres, no podemos desconectarnos. Nuestra familia es nuestro primer ministerio, nuestra primera iglesia. Es el lugar donde el Evangelio es visible o invisible, y adivina qué: tú eres el que sostiene la luz.

Esto significa leer la Biblia cuando nadie te ve. Orar cuando se siente raro. Hablar con la verdad aunque sea más fácil quedarse en silencio. Significa liderar con gracia cuando quieres controlar, y mantenerte firme cuando prefieres rendirte.

He pasado temporadas en las que sentía que iba en piloto automático. Sin rebelarme, sin apartarme, solo siguiendo la rutina. No fue un gran pecado lo que me desvió, fue la comodidad. Fue esperar sentirme inspirado en lugar de elegir obedecer.

Pero la verdad me golpeó duro: Mis hijos no están esperando a un papá inspirado. Están buscando a uno fiel.

Necesitan ver a un hombre que afila su espada—la Palabra de Dios—cada día. No porque sea fácil, sino porque importa. Cuando nos sumergimos diariamente en la Escritura, pulimos esa espada. Nos preparamos para la batalla, incluso si hoy parece tranquilo. Esa hoja pulida refleja algo poderoso. Refleja el compromiso diario de un hombre que pertenece a Jesús.

Y ese reflejo brilla sobre tu familia. Se convierte en tu testimonio vivo. No en un sermón fuerte, sino en una fuerza silenciosa. No en una actuación, sino en un ejemplo.

Este tipo de consistencia no ocurre por accidente. Ocurre porque sabes a Quién sirves. Sabes que tu hogar es tu iglesia, y tu liderazgo marca la temperatura espiritual. No se gana ese peso siendo pasivo. Se gana mediante la entrega.

Sí, se vuelve pesado. Liderar no es glamoroso. A veces es lavar los platos sin que nadie lo agradezca. Es orar por un hijo enfermo a las 3 a.m. Es mantenerte firme cuando tu hijo adolescente se rebela. Pero en esos momentos, Jesús aparece. Y a veces, hermano, Él aparece en tus hijos. En tu esposa. En ese simple momento cuando dicen, “Gracias por liderar.”

Y te digo algo hermoso: No solo estás liderando a tu familia. La estás preparando. Preparándolos para la iglesia, para la comunidad, para la vida. Estás equipándolos para enfrentar este mundo como hijos del Rey.

No lo haces por aplausos. Lo haces porque amas a Jesús. Lo haces porque Él te amó primero. Y Él te llamó—sí, a ti—a ser pastor. Administrador. Siervo.

Así que levanta tu espada. Lidera a tu familia. Habla la Palabra. Vive la Palabra. Y hazlo tanto si lo sientes como si no.

Esté preparado a tiempo y fuera de tiempo.


El valor de hoy de “Pastoreo en Acción” es… “Consistencia”

Un hombre fiel lidera con pasos firmes, incluso cuando las emociones no están. La consistencia construye confianza, revela carácter y ancla a una familia en la verdad de Dios.


Reflexiona / Aplica / Comparte

  1. Reflexiona – ¿En qué áreas he permitido que la pasividad o la comodidad reemplacen la obediencia en mi hogar?
  2. Aplica – ¿Qué hábito consistente puedo comenzar hoy para liderar espiritualmente a mi familia, incluso cuando no tengo ganas?
  3. Comparte – ¿Quién en mi entorno necesita ser recordado de permanecer fiel incluso en las temporadas secas? ¿Cómo puedo animarlo?

Referencias Bíblicas (NVI)

2 Timoteo 4:2 — “Predica la palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar.”


Oración Personal

Padre, dame la fuerza para liderar incluso cuando no me sienta fuerte. Ayúdame a mantenerme fiel a Ti y a mi familia, especialmente cuando nadie me ve.


Estas reflexiones diarias surgen de mi tiempo en la Palabra de Dios. Te invito a unirte a mí y a otros Hombres del Buen Pastor en la construcción de hogares centrados en Cristo: liderando, discipulando y sirviendo como Jesús.
Si estas reflexiones te animan, por favor dale me gusta, compártelas y difúcelas para que más hombres crezcan en su llamado.
Para seguir las lecturas diarias, visita nuestra Lista de Reproducción de Reflexiones Diarias en YouTube o suscríbete al canal de YouTube aquí.


#DevocionalCristiano #HombresDeFe #LiderazgoEspiritual #menoftheshepherd


Nota: Este contenido ha sido traducido y doblado utilizando herramientas de inteligencia artificial. Aunque hemos hecho nuestro mejor esfuerzo para asegurar la precisión, pueden existir errores menores en la traducción. Gracias por su comprensión.

 


Discover more from Hombres del Buen Pastor

Subscribe to get the latest posts sent to your email.

Scroll to Top